Crónica «La guerra cultural europea: 2003-2019» con Joseph H. H. Weiler
febrero 20, 2019

(Más imágenes y vídeo completo del Acto en la parte inferior de la Crónica)

El Club Tocqueville, en colaboración con el grupo de estudios sobre Democracia y Constitucionalismo de la Universidad de Barcelona (UB), organizó el 18 de febrero de 2019 una conferencia del constitucionalista de origen judío, el profesor Joseph H. H. Weiler, catedrático en New York University. 

La conferencia, que llevaba por título “La guerra cultural europea: 2003-2019”, se celebró en el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la UB, con la asistencia de unas 300 personas. La figura del profesor Weiler, que está considerado uno de los mayores expertos en integración europea, fue glosada por el Dr. José María de Areilza, profesor de Esade y antiguo discípulo del Profesor Weiler en la Universidad de Harvard. Asimismo, el acto contó con la participación del decano de la Facultad de Derecho, el Dr. Xavier Pons, y el profesor de derecho constitucional de la UB y vicepresidente del Club, el Dr. Josep Mª Castellà.  

En un castellano deliciosamente italianizado, fruto de sus años como Presidente del Instituto Universitario Europeo de Florencia, el profesor Weiler explicó que la crisis de Europa se manifiesta, fundamentalmente, de dos modos: en primer lugar, por el creciente euroescepticismo en países como Hungría y Polonia, pero también en Italia, Austria y en menor medida en Alemania y Holanda. El Brexit es, naturalmente, una de sus concreciones. En segundo lugar, por el descenso de confianza en las instituciones de la democracia liberal, un fenómeno que no es exclusivo de los países de Europa del Este, sino que se extiende por todo el continente. Según su parecer, esta crisis no obedece a razones materiales. Países como Polonia y Austria, por ejemplo, apenas han padecido la crisis económica. El profesor Weiler también rechaza que una gran parte de la población de estos países tenga tendencias fascistas. Por tanto, ¿cómo explicar esta profunda crisis europea en que se rechazan postulados liberales? En su opinión, estamos ante una crisis espiritual. 

Los principales valores europeos, aquellos en los que se hace hincapié desde la arena política (a los que llamó la “Santa Trinidad liberal”), son el respeto a los derechos fundamentales, la democracia y el Estado de Derecho. Los tres vértices son indivisibles, por lo que la idea de una democracia iliberal es ajena a la tradición europea reciente. Estos valores, esenciales para una vida buena, sin embargo, no ofrecen ningún contenido ni dirección a nuestras vidas. Desde un punto de vista antropológico puede afirmarse que cualquier persona aspira a darle un significado a su vida, necesidad que se origina por la finitud y brevedad de nuestra existencia. Este deseo ontológico de dar significado a nuestras vidas más allá de un interés puramente personal no se ve saciado con estos valores liberales que ponen al individuo y sus derechos en el centro del debate. Es un discurso necesario, pero no suficiente. Faltan los deberes y las responsabilidades para con la comunidad.

Hay otra serie de valores (a los que llamó “Trinidad profana”) que sí ofrecen un contenido comunitarista. Son el patriotismo, la identidad y la religión. Todos ellos pueden convertirse en excluyentes y descender por la senda del fascismo, pero no tiene por qué ser así. Hay también una tradición noble y republicana que permite al individuo sentirse copartícipe del Estado sin caer en tentaciones nacionalistas o autoritarias. La democracia no puede reducirse a elecciones periódicas, sino que ha de fomentar el sentimiento de pertenencia a una comunidad concreta. Por otra parte, la identidad nacional de los países, como la de las personas, cada uno de nosotros con una dignidad inherente, no es fungible, sino que es única. Así, mientras todos los países de la UE comparten la trinidad de valores liberales, tienen también cada uno de ellos una identidad propia que les distingue de los demás. Sin embargo, la integración europea ha ejercido cierta presión sobre dichas identidades singulares, lo cual es un error, porque las identidades colectivas que nos trascienden y que nos permiten “pertenecer” reconfortan, abrazan y dan sentido. La religión, por su parte, supone también la introducción de un discurso de deberes y responsabilidades que hoy está ausente en nuestra cultura política secularizada. Y son los deberes de cuidado y las responsabilidades los que tejen los lazos y los vínculos de solidaridad con nuestros conciudadanos. Este rechazo a dotar de contenido sustantivo al proyecto de integración se empezó a evidenciar en el año 2003, cuando al calor de las discusiones sobre la Constitución europea los dirigentes europeos rechazaron incluir el cristianismo entre los valores comunes de la tradición europea, a pesar de que una mayoría de ciudadanos se mostraba a favor. Esta tensión identitaria culmina en este año 2019 con la previsible salida del Reino Unido de la UE. 

En conclusión, la UE y sus Estados miembros han dado mucho valor a la trilogía liberal, pero han ignorado su contenido sustantivo. Sin embargo, otras voces nos están recordando su importancia, lo que explica el auge de políticas identitarias. El problema es que las propuestas identitarias únicamente las están abanderando dirigentes como Marine Le Pen o Viktor Orban.   
En el turno de preguntas el profesor Weiler admitió que este proceso cultural se inició hace décadas y que su reversión también necesitará mucho tiempo. Asimismo, reconoció que muchos de los problemas no son responsabilidad de los gobiernos, sino que proceden de casa y la escuela. Aclaró también la necesidad de entender que la identidad suele ser compleja y múltiple, pero no por ello debemos ignorar su importancia. Sobre el Brexit el profesor Weiler dijo que a pesar de ser una tragedia ha servido para que nadie abogue ya en el resto de la UE por abandonar el proceso de integración, lo que convierte a Europa en una comunidad de destino. Finalmente, en relación con los casos de “hate speech”, mostró su apoyo a la visión extrema de la libertad de expresión típicamente norteamericana. En su opinión, debe permitirse la negación de la Shoah, aunque ello suponga pagar un precio en la protección de la dignidad humana. 

La brillante conferencia del profesor Weiler entusiasmó a la audiencia, entre la que había muchos profesores y estudiantes universitarios. Su ponencia fue un ejemplo de algo que le ha caracterizado durante toda su trayectoria: como dice el profesor Rubio Llorente en el prólogo a la obra “Una Europa cristiana”, Weiler se resiste a que Europa sea solo una denominación geográfica o un área de integración económica. Está convencido de que la integración europea no es un proyecto resignado de vida en común, sino que responde a un impulso profundo de unión política, a un deseo de constituir una comunidad ética diferenciada. 

NÚRIA GONZÁLEZ CAMPAÑÁ, DPhil Candidate in EU law (Oxford University). Miembro de la Junta del Club Tocqueville.

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